La mente humana es como la tierra. Posee la naturaleza búdica y océanos de sabiduría, pero está lleno de los desechos sin valor del egoísmo y ha perdido su utilidad. Si usamos la pala de la humildad para desenterrar el polvo de la arrogancia y restaurar la mente a su estado original, nuestra naturaleza búdica y nuestra sabiduría brillarán.
Los humildes son sabios; los vanidosos son los más necios.
Los arrogantes no solo son ignorantes sino también mezquinos.
Los mansos sienten vergüenza. A menudo, nos convertimos en narcisistas descarados, olvidando que nosotros también somos mortales inicuos que requieren la salvación del Buda Amitabha.
Como el río helado a principios de primavera, debajo del hielo fluye el agua tibia. Cuando la liberación del Buda llene nuestros corazones, el hielo de la arrogancia se derretirá y desaparecerá.
La humildad, la modestia y la no complacencia son esenciales.
Solo con la mente abierta podemos recibir las bendiciones de todos los seres vivos del cielo y la tierra.
Solo con una mente abierta podemos tener el espacio para maniobrar, progresar o retroceder.
Solo con la mente abierta podemos abrir todas las posibilidades.
La humildad no es solo caridad, sino que también nos ayuda a soportar las dificultades.
Sin embargo, la arrogancia no trae más que una prueba traumática y un fracaso inmediato.
Extraído de propagadores contemporáneos
(Traducido por el equipo de traducción de Pure Land School,
editado por Householder Ronald D. DiVestea)
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