domingo, 26 de agosto de 2018

LA TIERRA PURA, EL FIN DEL DHARMA Y LA MIRADA AL PAISAJE: UNA INTRODUCCIÓN A LOS ORÍGENES DEL JARDÍN JAPONÉS



LA TIERRA PURA, EL FIN DEL DHARMA
Y LA MIRADA AL PAISAJE: UNA INTRODUCCIÓN
A LOS ORÍGENES DEL JARDÍN JAPONÉS
Carmen Gracia
Departament d’Història de l’Art. Universitat de València

INTRODUCCIÓN
Este ensayo analizará aspectos relacionados con el paisaje con la espiritualidad
y con la manera peculiar de vivir ambos en una época de crisis. En el momento
actual en que tantos pensadores consideran que hemos llegado al fin de la historia,
puede resultar especialmente sugerente conocer como reaccionaron las gentes en
otro momento de la historia y en una cultura diferente ante un fenómeno de crisis
semejante.
Concretamente se analizaran los orígenes del jardín paisajístico japonés. Sus
bases se establecieron a finales de la era Heian (siglo X) como consecuencia de la
introducción en Japón de la secta1 budista de la Tierra Pura. La introducción de
esta tradición budista coincidió con una época especialmente dura desde el punto
de visto social y político.
Estos jardines conocidos como estilo Jodo se caracterizaron por que definieron
y ordenaron un espacio peculiar en torno a la arquitectura de los templos. Así
se creó una representación de la tierra Pura o Tierra de la Felicidad. Con estos jardines
se trataba de representar, físicamente, lo que unas familias aristocráticas
pensaban que debía de ser la Tierra de la Felicidad, y como deseaban que fuera su
acceso al Nirvana. En su diseño se siguió muy literalmente los dibujos y descripciones
escritas de la Tierra Pura, en los que se representa al Buda Amida en el centro
de un edificio con estilo de palacio y frente a un jardín con estanque.
Pero al mismo tiempo, estos jardines sirvieron para definir un aspecto muy peculiar
de la cultura japonesa y de la manera como los japoneses deseaban relacionarse
con el entorno natural. Se ha señalado que en Japón, las montañas, el agua y
Saitabi, 57 (2007), pp. 127 - 147
1 El término secta no es utilizado aquí en su acepción peyorativa sino en el sentido literal de
sección o doctrina particular dentro de un sistema de pensamiento más amplio.
los árboles han tenido especial importancia en la formación de la cultura tradicional
(Elaine Gerbert, p. 3) Las montañas han formado parte de la mitología, las metáforas
y las leyendas de Japón. Los paisajes montañosos de Japón han influido en
la visualización de conceptos metafísicos y espirituales como el budismo de la
Tierra Pura, pese a que los textos que la describen expresamente rechazan la existencia
de montañas en este lugar. Igualmente el agua que rodea literalmente la superficie
de Japón, se convirtió en elemento esencial de expresiones artísticas y
culturales. El agua se convirtió en parte esencial del paisaje y de la jardinería japonesa.
El agua era igualmente parte esencial del jardín Jodo. Sus estanques servían
como piscinas reflectantes y también como vía de acceso a los edificios. Estrechamente
ligados a las montañas y a la abundancia de agua están los árboles como
tercer elemento definitorio del paisaje y la jardinería de Japón, en coincidencia
con las descripciones de la Tierra Pura.

ORÍGENES DE LA TIERRA PURA
El budismo de la Tierra Pura, también conocido como Amidísmo es, junto con
el Zen o Chan, una rama del budismo Mahayana, y una de las tradiciones espirituales
más arraigadas en China, Japón y Vietnam. Aunque Buda Sakiamuni había
afirmado “Sed lámparas de vosotros mismos. Trabajad por vuestra salvación” lo
que lleva al Jiriki o propio esfuerzo. En el tratado Dasabhumika-vibhasa sastra
atribuido a Narajuna (s.II d.C) se hace alusión a que los hombres débiles que no
pueden transitar el camino difícil, sólo les queda refugiarse en la compasión de
Amida, es decir tomar el camino fácil de Tariki.
La tradición del budismo de la Tierra Pura parte de la idea extendida por Asia
oriental de que el budismo había decaído y la obtención del Nirvana se había ido
haciendo cada vez más difícil para la gente común. Ante esta dificultad, se extendió
la convicción de que era posible renacer en la Tierra Pura del Buda Amitaba a
través de la devoción,
en lugar de hacerlo a través de complejas prácticas meditativas.
De esta manera, la Tierra Pura pronto se volvió una práctica frecuente entre
los marginados sociales.
Esta tradición se fundamenta en tres sutras: El Gran Sutra de Sukhavativyuha
o Sutra del Buda de la Vida Eterna, El Pequeño Sutra de Sukhavativyuha o Sutra
sobre el Buda Amitaba y el Sutra de la Visualización del Buda de la Vida Infinita.
Estos sutras fueron llevados a China en el año 148 d.C. El monje parto An Shigao
empezó a traducirlos al chino durante la dinastía Han. Dos décadas después el
monje Lokaksema llevó a cabo la traducción definitiva de dichos sutras.
Estos sutras describen a Amitaba, uno de los cinco Budas de la Sabiduría, así
como la tierra donde habita llamada Tierra Pura, Tierra Feliz o Sukhavati. En el
Gran Sutra Buda Sakiamuni narra a su discípulo Ananda como Amitaba realizó
una serie de votos para salvar a todos los seres. A causa del mérito acumulado de
existencias pretéritas pudo crear un ámbito llamado Tierra Pura o Paraíso Occidental
lugar de refugio para todos aquellos que, a causa del gran peso de su karma negativo, no pueden alcanzar la iluminación por sí mismos. Quien alcanza la
iluminación en la Tierra Pura en lugar de convertirse en Buda y entrar en el Nirvana,
regresa a la rueda del samsara como bodhisattva para ayudar a otros seres.

EL BUDA AMITABHA
Según la tradición budista hubo un linaje de 81 budas comenzando con Dipankara
y finalizando con Lokesvararaja. Buda Sakyamuni contó a Ananda que, durante
el período de este último un monje llamado Dharmakara fue instruido por
Lokesvararaja en como debía de ser la Tierra de la Felicidad, concentrándose en
esa Tierra el monje alcanzaría la budeidad (hozo bosatsu) Cuando Ananda preguntó
a Buda Sakyamuni que fue de aquel monje este le contestó que Dharmakara era
el Buda Amithaba que habita en la Tierra Pura por él creada. (Liliana García y
Luis Díaz p. 4) Esta narración es el fundamento de la tradición de la Tierra Pura
que establece las prácticas devocionales necesarias para que todos los seres vivos
puedan tener acceso a la infinita felicidad
El Buda Amitaba no es una personalidad sustancial. Los términos utilizados
para aludir a este Buda son: Amita, palabra sánscrita que significa inmensurable;
Amithaba que significa luz infinita y Amitayus que significa vida infinita. En líneas
generales este Buda alude a la luz infinita que puede beneficiar a todos los seres, a
un manantial de compasión y sabiduría, más allá del tiempo y el espacio en la esencia
última del universo. Frente a la importancia que otras tradiciones budistas dan a
la sabiduría (prajña) en el caso de la tradición de Amida lo que prevalece es la
compasión (Karuna) ante el sufrimiento de todos los que están en el samsara.
Suzuki, el gran difusor del Zen en occidente y practicante él mismo del Amidismo
afirmó: “Amida es conjuntamente con el Gran Sutra una leyenda. El mito, la leyenda,
la tradición... y la imaginación poética son mucho más auténticos y reales
que eso que llamamos hechos o evidencia histórica. Aquello que llamamos hechos
no son realmente tales hechos, al menos no con la fiabilidad y objetividad que implica
dicha palabra. La objetividad, en su verdadero y auténtico significado, se halla
en el mito religioso, en la realidad metafísica y poética... así la historia de Amida
posee una realidad objetiva y espiritual que va más allá de las meras verdades
históricas. En realidad Amida somos nosotros mismos” (Suzuki, 2001, pp. 40-41)
SUKHAVATI, LA TIERRA PURA, LA TIERRA FELIZ
Los sutras describen el paraíso de la Tierra Feliz como un lugar esplendoroso
poblado por seres y objetos de gran belleza. Pocos lugares pueden ser tan atrayentes
como Sukhavati. La Tierra Feliz, es deslumbrante y se prometen grandes disfrutes
a todos los que acceden a ella. Es indudable que se trata de descripciones de carácter
simbólico. De esas tierras de colores, exquisitas esencias y joyas dice Rykyo
Fujimoto: “Estas piedras preciosas y minerales no son otra cosa que las virtudes
que el Buda ha acumulado durante eones de tiempo. Este lenguaje está lleno de paradojas
pero es el único instrumento para acercarse a las cosas de delicadeza espiritual” (Fujimoto, 1955, p. 158) La metodología para acceder a esta tierra es sencilla:
tener fe en Amida y en su compasión. De esta manera, Sukhavati se presenta como
una referencia eficaz, para los hombres en el mundo del sufrimiento.
La tradición de La Tierra Pura se extendió con rapidez por el extremo oriente.
La felicidad que ofrecía fue objetivo deseado y soñado por generaciones de budistas.
Sus escenarios fueron el motivo de pinturas, esculturas y templos. Como práctica
religiosa se volvía más accesible a capas amplias de la sociedad. Como objeto
de expresión artística dio lugar a un arte más directo y compresible que daba acceso
al mensaje de Buda más allá de los textos.

LOS SUTRAS
El origen del culto a Amida es complejo (Liliana García, pp. 82-84). Los sutras
son de origen indio y se les ubica alrededor del siglo I d.C. cuando la corriente
devocional bhakti estaba floreciendo en India. Según una tradición recogida por
Max Müller: “Buda a la edad de 79 años se supone que ascendió al cielo Trayastrimsa
para predicarle a su madre y luego descendió nuevamente a la tierra, para
enseñar únicamente los dos últimos Sutras, el Nirvana Sutra y el Sukhavati Sutra.
Muy poco tiempo después murió”.
El Pequeño Sutra describe la Tierra Pura con palabras del Buda Sakyamuni:
“El Buda se dirigió al anciano Sariputra de este modo: pasando desde aquí sobre
diez millones de tierras del Buda, existe en el oeste un mundo llamado Sukhavati
(el territorio de la Felicidad Suprema) donde ahora un Buda conocido como Amitabha
predica el Dharma. Oh Sariputra ¿por qué ese mundo se llama “El mundo
feliz”? Porque todos los seres que viven allí no sufren miserias de ninguna clase,
sino que disfrutan de la felicidad completa. Por lo tanto es llamado Sukhavati.
El Sukhavati está rodeado con siete líneas de balcones ornamentales, siete cortinas
de tapices tejidos, y siete hileras de árboles-preciosos colocados en orden, y
todos adornados con cuatro clases de gemas...
...En Sukhavati hay un lago de siete gemas, que fluyen con el agua de las ocho
cualidades meritorias; su lecho está cubierto con arenas de puro oro; y sus cuatro
bancos y paredes, de los preciados oro, plata, lapislázuli, y cristal. Arriba se yerguen
los palacios de oro, plata, lapislázuli, cristal, berilo, perlas rojas y cornerina.
En el lago hay flores de loto, claras puras y fragantes, de colores azul, amarillo,
rojo y blanco radiantes, y tan grandes como las circunferencias de la rueda de los
carruajes...
...En la tierra-de-Buda, se oye frecuentemente música celestial. La mandarava2
celestial florece seis veces durante el día y la noche girando en descenso, como la
lluvia, sobre la tierra dorada. En la alborada, los habitantes de esta tierra reciben y
cargan sus mantos con esas flores maravillosas caídas del cielo, presentándolos en

2 La mandarava es una flor mítica que desciende del cielo y que sólo florece cuando de producen
acontecimientos portentosos en el mundo.
un culto reverente a un millón de Budas de otras tierras de Buda, y regresando a
su propia tierra en el momento de los refrescos...
...En esa tierra hay muchas clases de aves maravillosas de diversos colores: la
cigüeña, el pavo real, la cotorra, el cisne, el jiva-jiva3
, la kalavinka4 y muchos
otros. Cantando armoniosamente para proclamar las cinco raíces de la virtud
(Pantcha-Indryani), los cinco poderes (Pantcha-Balani), el pasaje séptuplo del
Bodhi (Bhodhyaga), el pasaje óctuplo de la santidad (Marga) y otras leyes nobles.
Esto dirige los pensamientos de los habitantes a meditar sobre el Buda, el Dharma
y la Sangha. Oh Sariputra, no pienses que esas aves nacen a través de su karma
maligno. En esta tierra de Buda no están los tres dominios malignos (digamos, los
animales, los fantasmas hambrientos y los prisioneros en el infierno)....el Buda
Amitaba hizo surgir estas criaturas a través del nacimiento de aparición, con el
propósito de propagar los variados sonidos del Dharma.
...En esa tierra de Buda los zafiros (sic) abanican los árboles de joyas y las
cortinas preciosas en un movimiento gentil, de manera que emiten una música delicada
y fascinante como de mil orquestas tocando con armonía. Y en las mentes
de todos los que oyen esto, surge el recuerdo del Buda, el Dharma y la Sangha...”
(The Smaller Sukhavativyuya Sutra...#| 1-8).
En el Gran Sutra Sakyamuni Buda narra con mas detalle los diferentes piedras
y metales preciosos con que está construida la Tierra Pura, señalando que “no hay
montañas negras en esta tierra de Buda, ni montañas de joya, ni ninguna clase de
Sumerus5
, rey de las montañas...este país de Buda está nivelado en todos sus lados,
suavemente, como la palma de la mano, con lugares llenos de joyas y tesoros
de toda clase” (#17. The Larger Skhavativyha Sutra).
También en el Gran Sutra Buda señala que en esta tierra fluyen diferentes clases
de ríos de diferentes tamaños y longitudes que llevan agua perfumada, sobre
las que navegan flores y gemas sonando con voces dulces. Las riveras de estos ríos
están cubiertas por árboles de joyas.
En el capítulo VIII del Sutra de la Visualización se describe el lugar donde se
sitúa el Buda Amitaba. Esta descripción daría lugar al tipo de construcción que se
levanta en los jardines Jodo. En esta visualización el Buda aparece sentado en una
flor de loto sobre un pedestal y cubierto por un baldaquín sostenido por cuatro columnas,
todo ellos construido con metales y piedras preciosas.
En el capítulo X se describe la forma física del Buda: grande, luminoso, ojos
puros con iris azul y blanco, y un mechón de cabello blanco entre las cejas. Este es
el punto donde debe fijarse la atención para poder observar las ochenta y cuatro
mil restantes características del cuerpo físico del Buda. En capítulos siguientes se
describe a los bodhisattvas: Avalokitesvara y Mahasthamaprapta junto a la enorme
serie de acompañantes, llevando flores y cantando, que constituyen la corte completa
de Sukhavati.

LA CRONOLOGÍA, EL PERIODO KAMAKURA Y LA ÉPOCA MAPPO
Si bien los tres sutras que fundamentan el Amidismo son indios. El budismo de
la Tierra Pura jugó un papel secundario en el budismo indio. Empezó a desarrollarse
con la fundación de un monasterio en la cumbre del monte Lushan por Huinan
en 402. Posteriormente se extiende por China donde fue sistematizado por Shan-tao
(613-681). Esta filosofía se extiende a Japón y el actual Vietnam y poco a poco fue
creciendo en importancia. Honen Shonin (1133-1212) estableció el budismo de la
Tierra Pura como una secta independiente en Japón llamada Jodo Shu que terminó
por convertirse en una de las tradiciones más vivas del budismo japonés
Al finalizar la época Heian (s. X) se inicia el periodo de Kamakura (1183-
1333) con la caída de la familia Fujiwara. El enfrentamiento entre dos grandes casas
militares los Taira y los Minamoto, terminó con la victoria de estos últimos. Su
representante Minamoto Yorimoto recibió del emperador el nombramiento de shogun,
jefe militar y poder fáctico del Estado. En este momento se pensó en trasladar
la capitalidad administrativa a la ciudad de Kamakura, pequeña villa costera
que dio nombre al periodo. El shogunato de la época Kamakura definió un nuevo
sistema de relaciones sociales basadas en la lealtad entre señores y vasallos. Fue la
construcción de un nuevo poder que tuvo notables repercusiones en la sociedad en
el pensamiento y en el arte.
A partir de este momento, de manera paulatina se va produciendo una separación
entre el mundo aristocrático de la corte en torno al emperador y el mundo de
los guerreros alrededor del soghun. Esta separación marca el paso del Japón clásico
al Japón medieval. Al mismo tiempo se produjo, en este periodo, cambios en el
ámbito de la cultura y de la práctica religiosa que propició un acceso de los diferentes
estamentos: cortesanos, guerreros, monjes, mercaderes y gente del pueblo a
las diferentes expresiones artísticas y espirituales. El Budismo de la época Kamakura
fue testigo de una de las manifestaciones más abiertas de las prácticas budistas
japonesas. Tuvo una especial influencia el budismo esotérico Tendai fundado
por Saicho y el Shingon fundado por Kukai. En este momento es cuando la cultura
japonesa adquiere un carácter netamente nacional.
En el budismo se clasifica la evolución del Dharma en tres épocas (shozomatzu)
Según esta teoría la primera época (shobo) correspondió a los primeros tiempos
de Sakyamuni cuando sus enseñanzas eran comprendidas y la gente podía alcanzar
el conocimiento superior fácilmente. La segunda (zoho) se inició con la
muerte del Buda y sus discípulos; la práctica fue más difícil y la comprensión de
la tradición iba haciéndose más ardua. La última (mappo), el final del Dharma,
plasmaba la decadencia de las enseñanzas budistas cada vez más lejanas de la gente,
para quienes la salvación era una empresa casi imposible de lograr.
ses identificaron el período de Kamakura con la época mappo. Esta idea se instaló
en una sociedad sumida en problemas políticos y sociales.
Ante estas situaciones el budismo buscó sendas nuevas para transmitir sus ideas.
Se dijo que la repetición de los mantras, recitaciones que así mismo tenían connotaciones
mágicas, sumadas a complejos rituales, encuadrados en un contexto esotérico,
carecían de eficacia para el camino de la liberación. Es en este momento
cuando dos monjes del monte Hiei, primero Honen Shonin (1133-1212) y luego
Shinran Shonin (1173-1262) introdujeron la nueva corriente budista Amidista que
se presentó de forma sencilla, para ser comprendida por el pueblo. Honen afirmaba
que el poder de Amida era salvífico y se irradiaba a todos los seres sin distinción
de clases sociales.
Como sustitución de las prácticas complejas se propuso la repetición con devoción
del nembutsu
. Gracias a la influencia de Honen, esta práctica encuadrada
dentro de la tradición Jodo Sin se convirtió en la opción oportuna para una época
crítica y se volvía especialmente eficaz cuando el practicante se aproxima a su
muerte. El Amidismo fue la práctica más populares entre los seguidores laicos,
particularmente campesinos y personas consideradas “impuras”: cazadores, pescadores,
prostitutas etc. La necesidad de dar al pueblo una doctrina que afirmara sus
expectativas de renacimiento en el paraíso de la Tierra Feliz era imperioso para
una sociedad sin esperanzas y empobrecida. Según Honen: “Podría haber millones
de gentes que practicasen la doctrina budista y se ejercitasen en la búsqueda de la
perfección, y aún en estos últimos días de la Ley no habrá ninguno que alcance la
perfección ideal. Considerando que esta es una época llena de depravaciones. El
único camino posible es por la puerta de la Tierra Pura” (Anesaki, 1980, p. 171).
Otra práctica frecuente en la tradición Jodo Sin es la meditación y la contemplación
de la propia Tierra Pura o del Buda Amitaba. Esta segunda práctica se fundamente
especialmente en el Sutra de la Visualización del Buda de la vida Infinita.
Las prácticas de visualización sobre el Buda Amitaba fueron más populares en
el Budismo esotérico, culto o de clases más altas. Esta segunda práctica es especialmente
importante para el contenido de este ensayo puesto que la necesidad de
fijar la atención en una aspecto material para central la visualización llevó a la necesidad
de crear “replicas” reales de la Tierra Pura, con el fin de meditar sobre
ella. En esta variante la práctica del Amidismo asumía la influencia de otra corriente
budista introducida en este periodo la tradición Zen Soto introducida por
Dogen. Si el Amidismo muestra su fe en Tariki, o la confianza en la fuerza del
otro. La corriente Soto consideraba que la manera de alcanzar la iluminación es
Zazen, o meditación sentada. Esta práctica representa el Jiriki o confianza en el
esfuerzo propio (A. Castro, 2002, pp. 21-78).
Aunque Honen y Dogen parecen representar formas opuestas de práctica budista,
ambos coincidieron en percatarse de la peculiaridad de su propia época, y Consiste en repetir el mantra Namu Amidabutsu al ritmo del mokugyo (instrumento de percusión
de madera).
ambos rechazaron la discriminación de la mujer, de los pobres y de los iletrados.
El budismo dejó de ser el ámbito de la aristocracia y se convirtió en la religión del
pueblo.

LOS PAISAJES JAPONESES INSPIRADOS EN LA TIERRA PURA
Una de las características de las artes plásticas de la época Kamakura es el
marcado realismo. Se estimuló el uso de imágenes. Las figuras son de tamaño natural.
Las expresiones de los Budas inspiran una profunda espiritualidad. El hecho
de acercar al creyente lo figurativo tuvo una intencionalidad de tinte popular: en
un momento de dificultad de acceso a la práctica espiritual, las imágenes acercaban
lo trascendente a las gentes atribuladas.
Se fomentó el retrato de maestros espirituales importante. Por ejemplo, en el
templo de Todai-ji, en Nara, destaca el retrato de Chogen, monje perteneciente a la
secta Shingon, y constructor del mencionado templo. En el Rokuharamitsu en
Kyoto se encuentra la imagen del monje Kuya. En todas estas obras se aprecia un
fuerte realismo. La escuela escultórica Kei se destacó muy especialmente, logrando
el cometido de la creación de la colosal obra de las mil y una estatuas de Kannon,
realizadas en madera para el templo Sanjusangendo en Kioto, a principios del
siglo XIII. Esta repetición sistemática del bodhisattva de la compasión tenía un
sentido espiritual y reconfortante evidente. El realismo expresivo es evidente, también,
en los Guardianes de los templos. Estas figuras suelen mostrar una fiera expresión
y su torso descubierto para exhibir su exuberante musculatura y sus venas
hinchadas que denotan fortaleza. El ceño fruncido, dedos crispados y los músculos
en tensión son símbolos del poder para rechazar y alejar los malos espíritus. La
impresión que comunican estas imágenes es de vitalidad y dinamismo, acentuando
este último por el evidente movimiento de los lienzos de su atuendo. Sirvan como
ejemplo las imágenes de Ungió y Agyo del templo Kofuku-ji de Nara. En definitiva,
el arte de esa época fue mucho más cercano a la gente que podía comprender
el mensaje de Buda sin recurrir a los textos.
El mismo sentido del realismo se introdujo en la ordenación del territorio y la
creación de jardines. La descripción de la Tierra Pura en los sutras es una invitación
al renacimiento en ella. Estos escenarios serán el motivo de pinturas, esculturas y
templos. Pero además, determinados aristócratas llevados por ese agudo sentido del
realismo desearon construirse “realmente” la Tierra Pura en sus propiedades. Este
es el origen de los jardines de estilo Jodo, y en general de la jardinería japonesa.
Efectivamente, la creación de los jardines en Japón estuvo inspirada en el budismo
de la Tierra Pura. Las visualizaciones explícitamente descritas en los sutras
no son sencillas de realizar para la gente del pueblo. Pero la belleza de los paisajes
que ahí son descritos atraían al devoto que aspira a una vida mejor después de la
muerte. La élite aristocrática, sin embargo, tenía dinero y poder suficiente para hacer
posible la Tierra Pura en sus posesiones. Estos aristócratas compitieron entre
ellos por construir jardines con templos e imágenes y pinturas de Buda que apoyaran sus visualizaciones y meditaciones al objeto de prepararse para renacer en la
Tierra Pura.
Estos jardines se inspiraron directamente en las descripciones de los sutras,
pero también en el Taima Mandala.



 Este mandala se basa en los comentarios al sutra
de la Visualización realizados por el monje chino Sanado (613-681) En él se
presenta a Buda en el interior de un templo y rodeado de jardines. Mandala es un
término sánscrito que significa círculo, polígono o comunidad y tiene un simbolismo
cosmogónico. Es usado para representar, simbólicamente, la situación de un ser
en el mundo y el universo, como una ayuda a la meditación. El mandala de la Tierra
Pura enseña un palacio con cuatro puertas enfrentando las cuatro esquinas de la
tierra. En el centro hay una Flor de loto. Esta flor tiene cuatro pétalos y descansa
sobre un lecho de piedras preciosas. Las puertas están protegidas por guardianes.
Todas estas creencias y prácticas espirituales fomentaron la creación de una
imagen netamente japonesa de la cultura budista. Esta cultura budista japonesa influyó
y se vio influida, en gran medida por la espiritualidad de la Tierra Pura, pero
adaptándola a la propia tradición y al propio paisaje japonés.

EL TEMPLO DE BYODO-IN 


Uno de los ejemplos más claros de la influencia de La tierra Pura y de la separación
de Japón respecto a la influencia de la cultura china es Byodo-in (Templo
de la Ecuanimidad) un nombre, posiblemente, inspirado en el Pequeño Sutra.
En general, estos jardines y templo siguen las descripciones de los sutras de
Amitaba, pero introduce alguna novedad, como la inclusión de las montañas en el
diseño de la Tierra Pura. Ya se ha citado que en el Gran Sutra Buda señala que en
la Tierra Pura no hay montañas de ninguna clase, sino que este país está nivelado
en todos sus lados suavemente como la palma de la mano. La inclusión de las
montañas como parte del conjunto visual y estético de Byodon-in y otros los jardines
japoneses, es uno de los rasgos más claros de independencia de estos jardines
respecto a los textos espirituales. Byodo-in fue construido en un enclave escénico
a lo largo del río y frente a la montaña Ashi-yama. Todo en el interior es un ejemplo
del mejor arte del final de la era Heian. Así se fue creando el paraíso con el
que todos los nobles de la época soñaban.
El conjunto es la obra de varias generaciones de la familia Fujiwara, que durante
los siglos X y XI controlaron el gobierno a través de los puestos de sessho
(regente del emperador cuando este era niño) y kampaku (consejero jefe del emperador)
Muchas mujeres de esta familia se convirtieron en esposas del emperador y
a su vez fueron madres de emperadores. Esta familia, por otro lado, aprovechó su
poder político y económico para rodearse de lujos y arte hasta unos extremos inimaginables
para las clases bajas de la época.
Originariamente esta tierra llamada Uji, había sido el lugar donde los nobles
del periodo Heian construían sus villas para descansar o estudiar. En el 998 Fujiwara
no Michinaga (966-1028) compró una de estas villas. La construcción se había inspirado en la vida del príncipe Genji, personaje de una narración conocida
con el título de Genji Monogatori (la obra originariamente no tiene título, por lo
que se la conoce también como cuento o narración de Genji) Esta obra fue escrita
hacia el año 1000 posiblemente por Murasaki Shikibu, dama de la emperatriz
Akiko. Como en la narración en la villa de Uji se ofrecían audiciones de música y
poesía. En 1019 Fujiwara no Michinaga se hizo bonzo y empezó a ofrecer, también,
servicios budistas en la villa.
LA ARQUITECTURA
En 1052, a mediados del periodo de Heian (794-1185) Fujiwara Yorimichi, en
aquel momento kampaku del emperador, decidió convertir la villa heredada de su
padre en un templo. En el año siguiente construyó una isla artificial en el extremo
occidental del estanque de Ajiike, sobre la isla levantó un Salón para albergar la estatua
del Buda Amitaba. El espacio fue diseñado siguiendo las descripciones de los
sutras del Buda Amitaba y se convirtió así un lugar de culto para miembros de la
tradición Jodo. En la primera época el río Uji-Gawa corría bajo este salón y los pescadores
podían realizar su actividad desde un pórtico que sobresalía sobre el río.
Puede ser un accidente histórico, pero resulta sorprendente observar que el
ejemplo más importante del estilo de jardín Jodo: el Salón del Fénix, Shokomyoin
fue construido en tiempo de enfermedad e inestabilidad social. Los dietarios de la
época describen los años de 1134 y 1135 como llenos de horror sin parangón, desordenes
civiles, hambre, epidemias y una ciudad que crecía llena de muerte. Dos
meses antes de la consagración de Shokomyoin en 1136 Fujiwara no Munetada
(1062-1141) escribe en sus diarios sobre los bebés abandonados en Kyoto, y los cadáveres,
niños expósitos y mendigos que llenaban las calles. Munetada habla de este
tiempo como de un signo de extinción del Dharma (Yiengpruksawan, 1995, p. 14).
Este salón es el único que se conserva de todo el conjunto de edificaciones
que constituía el complejo del Templo de Byodo-in y que fueron destruidas a lo
largo de los años por el fuego, los terremotos, las inundaciones así como por la
guerra civil de Kusunoki Hatakeyama (1336) y la guerra civil de Onin (1467-
1477) del periodo Muromachi.
El Salón de Amitaba edificio central del Templo, consiste en una estructura
rectangular central flanqueada por dos alas en forma de G con pasillos interiores y
una construcción en forma de cola, también con un pasillo interior. Desde principios
del periodo Edo (1603-1868) fue conocido como Salón del Fénix (Hoo-do)


La s razones de este cambio de denominación son dos. En primer lugar por el par
de aves Fénix que decoraban el tejado de la parte central del edificio (Chudo) Este
pájaro mítico chino eran en la cultura japonesa un protector de Buda. En segundo
lugar, porque, en efecto, el diseño del edificio en su conjunto parece una ave Fénix
posándose sobre el lago.
El Salón del Fénix esta cubierto con teja japonesa de arcilla. El hall central
(Chudo) está cubierto por un tejado a doble vertiente y sus vigas horizontales se extiende
aproximadamente unos 5.5 metros más allá del muro de cerramiento y alrededor de 3.6 m. de los lados. A cada lado del Chudo se extienden dos alas de pasillos
con aleros en forma de gabletes. La extensión total de norte a sur es de 9 ms.
Los pasillos de las alas no tienen ningún objetivo utilitario. La primera planta es
una simple columnata, y la planta última no tiene paredes ni encajes. Las entradas
son pequeñas, lo que dificulta el acceso de la gente. De todo ello se deduce que estas
partes del edificio tiene una función estética. Aligeran el peso visual del Chudo
a derecha e izquierda, crean elegancia y el equilibrio del edificio convirtiéndolo en
un espacio apropiado para la representación del paraíso. Aunque es también posible
que, en algún tiempo, hubieran servido para situar en las alas músicos u orquestas
que tocaran el koto7 la biwa8 y las flautas mientras la aristocracia departía.
Detrás del Chudo se extiende la construcción en forma de cola, que en principio
también parece no tener sentido utilitario. Pero las excavaciones arqueológicas
indican que posiblemente fue construida como pasaje hacia un edificio que debió
de existir detrás. El pasillo de la cola tiene unos 18.4 metros de largo y originariamente
tenía el suelo de tierra. Cuando el pasillo fue restaurado unas centurias después
se instaló un suelo de madera y ventanas de estilo kato. Fue pintado de rojo y
decorado con profusión de lujo, convirtiéndose en un ejemplo claro de la arquitectura
del periodo Heian.
Como en los sutras no se hace referencia a los aspectos tridimensionales de las
construcciones de Sukhavati, es muy posible que, al planificar el Salón del Fénix,
Yorimichi se inspirara en las representaciones pictóricas del Taima Mandala. En
este mandala Amitaba es representado presidiendo Sukhavati en el centro de un
complejo arquitectónico en forma de U con arcadas y pequeñas torres. Un lago y
una plataforma para bailar ocupan el área frontal del complejo. El Salón del Fénix
y el Taima Mandala comparten una herencia común en el intento de dar imagen al
sutra de la Visualización con el propósito de crear un sistema de praxis identificable
con el budismo de la Tierra Pura (Yiengpruksawan, 1995, p. 6).
Dentro del Chudo hay unas pinturas murales del siglo XI detrás de la estatua
principal que incluye una imagen de un edificio que recuerda el Salón descrito de
Amitaba.


Es decir que el Chudo parece haber sido diseñado para representar una
imagen del palacio de Amitaba en la Tierra Pura, tal como es descrito en los sutras.
En las paredes del Salón hay pequeños relieves tallados de huestes celestiales
de las que se cree que acompañan a Amida cuando desciende del Paraíso de occidente
para recoger a los seres que han muerto y transportarlos al paraíso en una
flor de loto. Albergar la imagen de Amitaba, es la única función evidente del edificio.
En la puerta frente al Buda una apertura de forma cuadrada permite a la gente
del pueblo observar su rostro a través del templo.
La pintura de Raigo (descendiente del Buda Amida) en estas puertas de madera,
son un primitivo ejemplo del estilo de pintura Yamato-e que contienen representaciones
de escenarios en los alrededores de Kyoto.

Instrumento de cuerda japonés similar a la cítara. 8 Laúd japonés.
El Salón del Fénix en Byodo-in es, en definitiva, el paraíso de occidente convertido
en una realidad arquitectónica. Fue construido con la intención de crear la
Tierra de la Felicidad y el palacio del paraíso con el que soñaban los nobles de la
época.

ESTATUA DE AMITABA
Como se ha dicho, el conjunto está diseñado para albergar la imagen de Amitaba
Tathagata del siglo XI. El Buda Amitaba está sentado solemnemente sobre
una flor de loto colocada en una alta plataforma. Esta escultura fue realizada en
sus últimos años de actividad por Jocho. Afamado artista de la época Heian. Se
considera que Jocho fue el mejor escultor durante los años de Fujiwara, aunque la
estatua de Amida es la única obra suya que se conserva.


La estatua tiene unos tres metros de alto, un tamaño excesivo para ser tallada
de una sola pieza de madera. Jocho era maestro en el arte de machihembrar piezas
de madera con una técnica llamada Yosegui zukuri. Esta técnica consistía en tallar
una capa de madera y después otra, que posteriormente, eran unidas para crear la
estatua. Esta técnica proporciona a la estatua una forma equilibrada y suave, un
rostro pacífico tal como deseaban los aristócratas. La estatua está laqueada y pulida
en oro y el Buda hace un mudra de la meditación con los dedos. El cabello rahatsu
es neto, los parpados están entornados y la línea de los ojos está medio
abierta, en el gesto propio de la meditación. La boca está suavemente cerrada. La
vestimenta parece flotar. Si se observa a Amida a través del lago, parece que está
flotando, suspendido en Chudo, lo que acentúa el misticismo del conjunto.
Jocho fue también el diseñador de la ornamentación de los techos que brillan
con los espejos de bronce soportando imágenes de Buda cabalgando sobre nubes
de la Tierra Pura.

LOS BODHISATTVAS
Hubo cincuenta y dos figuras de Bodhisatvas suspendidos del friso en la parte
alta del interior del Hall. Todos ellos llevan auras circulares alrededor de la cabeza
y se movían felices rodeados de nubes. En la actualidad la mitad de ellos están localizados
en el museo junto al hall. De ellos cincuenta y uno están clasificados
como patrimonio nacional y son las únicas estatuas budistas del siglo XI que se
conservan. Cada uno de los Bodhisatvas está tallado en una única pieza de madera
de ciprés. Los que han sido tallados en posición de sentados tiene aproximadamente
unos 40 cms. Y los que están representados de pie unos 87 centímetros de
alto. Se supone que, en le momento de ser tallados, fueron cubiertos con una capa
de laca policromada.
Estos Bodhisatva eran para los aristócratas de la época otra forma de representar
a la Tierra Pura personificada en seres compasivos y felices. Algunos están tocando
instrumentos (koto, biwa, tsuzumi, shoko, yokubue, kakko, odaiko y sho)
otros cantan o bailan llevan flores de loto, baldaquinos y otros objetos budistas, o
bien meditan sentados haciendo mudras con las manos. Todos ellos están esculpidos
con gran atención a los detalles y con una gran expresividad.

JARDINES
El jardín de Byodo-in fue uno de los grandes jardines de esta era, que seguía el
diseño de los dibujos de Sukhavati. El estanque Ajiike frente al Salón del Buda
está modelado según el estanque-tesoro de la Tierra Pura tal como se ha visto descrito
en los sutras. Incluso se piensa que la forma del estanque reproduce el mudra
de la meditación en alusión al Buda Amitaba. Concebido como jardín paisajístico,
incluye en su conjunto no sólo los elementos diseñados artificialmente como la
jardinería, el estanque y las construcciones, sino también diversos elementos del
paisaje natural, El jardín incluía el río Uji, y como escenario prestado, continúa incluyendo
las colinas y montañas más allá del río al fondo del espacio cerrando visualmente
el conjunto. Este jardín es considerado como una obra maestra y un lugar
histórico de belleza escénica.
Pero, igual que el edificio, el jardín también rompe las reglas de este estilo.
Por ejemplo el estanque está en el Este no en el Sur. Fujiwara no Yorimichi pudo
romper las reglas intencionadamente con el fin de poder cruzar el río Uji al nivel
de las islas flotantes Naka-jima al objeto de llegar al Hoo-do en bote. Otro ejemplo
es que el Hoo-do se levanta en la isla de Naka-jima y no más allá de la isla. De
esta manera la gente podía ver el Hoo-do reflejándose en el agua desde Iji-jinjya a
la otra orilla del río. Cuando el lago frente al Salón del Fénix está tranquilo e iluminado
por una clara luz de sol, el edificio y el rostro de la escultura del Buda enmarcada
en su aura oval, se reflejan en la superficie del agua. Esta escena evoca el
poder de la meditación en la practica budista, con la mente y el corazón reflejándose
en el objeto de contemplación.
El estanque Ajiike rodea el Salón de Amida y en el frente opuesto al Salón hay
un punto destacado desde el que se puede ver el rostro del Buda. Observando desde
este lugar, parece como si la imagen realmente flotara. El estanque es también
una de las razones por las que el Salón de Amitaba se ha conservado, pues ha
constituido un verdadero cortafuegos a través de los años.
Como resultado de las excavaciones arqueológicas y de la investigación literaria,
se sabe que el jardín original del periodo Heian incluía un amplio espacio
abierto, con las riveras del río Uji simbolizados por la playa de piedra Suhama
–una playa de piedras del tamaño de un puño. En aquel tiempo el propio río tenía
riberas naturales, que pudieron estar próximos al Salón, sin embargo es improbable
que el templo tuviera el muro que actualmente separa el Ajiike y el río. Dos
puentes, Soribashi (puente en forma de arco) y Hirabashi (puente plano) unen la
construcción con el jardín. Estas estructuras han sido restauradas en su apariencia
original para integrar los escenarios del jardín con la arquitectura del Salon del Fénix
y el entorno natural que lo rodea.

En muchos aspectos el conjunto de Byodo-in alude a las descripciones de Sukhavati
como objeto de visualización, de contemplación y de deseo. Sin embargo,
las alteraciones respecto a los textos originales son evidentes. Además de las ya
señaladas, existe otra novedad influida por textos literarios no religiosos. Justo en
la entrada, el jardín incluye el Ogi no Shiba (abanico de césped) Este pequeño pieza
en forma de triángulo de tierra (se llama césped pero en realidad no lo es) es famoso
por ser el lugar donde, según la leyenda, Minamoto Yorimasa, un poeta guerrero
personaje de El cuento de Heiken, se suicidó (seppuku).
Por todas estas razones, Byodo-in es una de las marcas esenciales y didácticas
de la cultura japonesa. Este jardín nos permite conocer y comprender una manera
de entender la religión y las relaciones de las gentes con lo trascendente, como
era la cultura de aquellas gentes y su manera de valorar el arte. El Byodo-in , nos
permite ahora lanzar una mirada en el interior de la vida de la familia Fujiwara y
de los aristócratas de su tiempo. En este conjunto no sólo se encuentran objetos
artísticos: arquitectura, escultura, tallas, pinturas ya descritas, sobre todo hay
un sentido del espacio. Quizás por todo esto Byodo-in uno de los enclaves más
importantes de Kyoto y una de las obras arquitectónicas más importantes del
mundo, fue registrado en la UNESCO como patrimonio de la humanidad, Este
templo es tan admirado que se construyó una copia en Oahu, Hawai en diciembre
de 1994.
Los jardines Jodo inspirados en la Tierra Pura se extendieron por todo el Japón
a partir de la influencia de los jardines de Byodo-in.
El emperador Toba (1103-1156) encargó una copia del Salón del Fénix en
1134 para el palacio Toba, un complejo de residencias y templos en la ribera norte
del rió Kamo al sur de Kyoto. La estructura se llamó Shokomyoin (Salón de la Victoria
Radiante) y cuando fue consagrado en 1136 fue descrito como “una copia de
Uji Byodoin” (Yiengpruksawan, 1995, p. 2) Este ejemplo de planeamiento Jodo
fue destruido por una avenida del río Kamo.
Otra copia del Salón del Fénix fue construida varias décadas después, entre
1150 y 1170 por el Fujiwara no Hidehira (d. 1187) cerca de su residencia privada,
en el distrito de Hiraizuni en la prefectura de Iwate. El Salón fue llamado Muryokoin
(Salón de la Luz Inmensurable) el edificio se levantaba en la ribera sur del río
Kitakami y como Shokomyoin fue descrito como “Un lugar enteramente copiado
de Uji Byodoin”. En todo caso existían algunas significantes diferencias respecto
a su modelo. La más significativa es la construcción de una segunda isla en el estanque
frente al Muryokoin que posiblemente fue concebida como un lugar para la
meditación. Como en el caso anterior también este conjunto fue destruido por una
avenida del río Kitakami.
Un jardín de estilo Jodo puede verse también en el Templo Hojoji, que fue fundado
por Fujiwara Michigana el padre de Yorimichi. Se construyó en la ribera oeste
del río Kamo en Kyoto. Ester conjunto como los otros desapareció, pero queda
constancia de él en los Diarios de Michinaga y en el Cuento de las fortunas florecientes. El Salón central fue llamado Muryojuin (Salón de Amitayus) Este nombre
indica que Michinaga se inspiró en el sutra de la Visualización del Buda de la Vida
Infinita y en El Pequeño Sutra de Sukhavativyuha. El Salón estaba situado frente a
la zona este de un estanque artificial, siguiente las descripciones de los sutras. En
el Cuento de las fortunas florecientes es descrito como “brillando a la puesta del
sol”. Con el tiempo Michinaga fue añadiendo salones dedicados a diferentes Budas,
situados todos ellos alrededor del cuerpo central de agua. Este conjunto definitivo,
fue descrito en el Cuento de las fortunas florecientes como de apariencia
similar a Sukhavati. De hecho el efecto acumulativo de salones, el lago y los jardines
intentaban producir en Hojoji “un mundo ilusorio” para el disfrute de sus propietarios
(Yiengpruksawan, 1995, p. 3).

LOS JARDINES JODO DE MOTSUJI EN HIRAIZUMI
Motsuji es otro de los pocos jardines japoneses conservados que intenta reproducir
el concepto budista de la Tierra Pura. Dentro del jardín únicamente se conservan
un estanque y los cimientos de antiguos edificios.
En 1094 se creó Hiraizumi, una nueva ciudad destinada a ser la capital del norte
del Japón controlado por la familia Fujiwara que aspiraba a controlar la corte de
Kyoto. Hiraizumi fue un sueño budista, una ciudad de riqueza y esplendor. Un maravilloso
lugar lleno de palacios y templos cubiertos de oro.
Motsuji había sido fundado, inicialmente en 850 por Ennin, el monje de la escuela
Tendai que había viajado por el norte de Japón. El segundo señor de Hiraizumi,
Fijiwara Motohira lo remodeló, siguiendo el estilo de Byodo-in. Se construyó
un pabellón que se levantaba detrás de un gran estanque cruzado por dos
puentes. En este estanque, el reflejo de la construcción sobre el agua sólo era roto
por los botes en forma de dragón que paseaban a los ricos cortesanos. A través de
los años se fueron añadiendo nuevas construcciones, hasta que el conjunto parecía
realmente un verdadero paraíso, el Cielo de Amida se extendía desde el estanque
hasta los pies de la verde colina.
Después del fuego de 1226 todo lo que queda de este cielo en la tierra son las
piedras usadas para la cimentación de los pilares y el estanque Oizumi. Existen
unos edificios de construcción reciente sin interés artístico o histórico. A la entrada
del jardín se puede caminar directamente hasta el lago, hacia el lugar donde, en
un tiempo se levantó la puerta del templo. Originariamente, era desde aquí de donde
un puente dirigía a una isleta en el centro del estanque, y de aquí al templo, en
el lado opuesto del agua. Se supone que en la isla en forma de gota situada en el
centro del estanque se daban audiciones musicales en las que el sonido de las flautas
y tambores se unían al rumor de los bosques en la colina vecina, y a la recitación
de sutras de los monjes.
Este templo es conocido también con el nombre de “Templo de las flores”. En
su interior crecen a lo largo del año una gran variedad de flores y árboles: ume (ciruelo japonés) que florece a principios de la primavera, cerezo que florece en primavera,
azaleas, iris, campanillas chinas y lotos en verano, arces de colores cambiantes
en otoño.
Estos son algunos de los ejemplos que pueden enseñarnos cómo en la cultura
japonesa la naturaleza ha sido vehículo de conceptos, de ideales estéticos y de
aspiraciones trascendentes. Se ha visto también cómo en esta cultura las manifestaciones
artísticas de carácter místico eludían toda distinción entre lo que una
cosa es y lo que significa (Anada K. Coomaraswamy, 1997 p. 35) y cómo esta
actitud llevó a una de las expresiones más convincentes de arte relista. Los nobles
tenían el dinero y el poder en sus manos, por tanto ningún sueño es imposible.
Aunque no podían saber lo que ocurriría después de su muerte ellos crearon
la tierra de la felicidad en este mundo. Definieron espacios ajardinados con arboledas
y flores que fueron visitados por toda clase de pájaros. Crearon estanques
artificiales y construyeron edificios palaciegos que contenían hermosas esculturas
e imágenes, convirtiendo los jardines de estilo Jodo en verdadera Tierras
de la Felicidad.

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