Es esa época del año. A medida que se levanta el viento, una hoja se eleva en el aire.
No tiene control sobre el viento y está aterrorizada, gritando y luchando para dirigir su dirección, pero en vano. Arrastrada por el viento y cayendo hacia la tierra, de repente se da cuenta de que su lugar de descanso destinado es la tierra que lo atrae, lo llama y abre sus brazos para abrazarlo.
Ahora ya no tiene miedo, solo paz. “¿Qué puede hacerme el viento? ¡Que sople con furia!
La hoja por fin se suelta y se mueve arriba y abajo con el viento; su nerviosismo y temor se convierten en júbilo y alegría. Finalmente, completa su viaje por los aires y cae graciosamente al suelo, reposando en el seno de la Madre Tierra.
Los recitadores de Buda son como esta hoja. Cuando aspiran a renacer en la Tierra de la Dicha Suprema, abandonan el árbol de la esclavitud mundana, y la dicha suprema es como la Madre Tierra. Antes de regresar a nuestro hogar final, la Tierra Pura, todavía tenemos un largo camino por recorrer en la vida. No hay necesidad de resistir, de temer, ni de luchar. Solo sigue tu destino y vive tu vidas al máximo, porque pase lo que pase, al final de la vida, flotaremos con gracia hacia la Tierra de la Bienaventuranza Suprema.
(Traducido por el equipo de traducción de Pure Land School; editado por Kevin Orro (Fozhu)
Traducido al español por: Foxing
https://www.purelandbuddhism.org/pe/491
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