El «Gran Sûtra» narra cómo Amitâbha se elevó hasta el Supremo Despertar.
Desde el antiquísimo Buddha Dîpankara, dice, ha habido cincuenta y cuatro Buddha. El último de ellos se llamaba Lokesvararâja. Un día que ese Buddha estaba predicando la Ley, un rey que lo escuchaba fue colmado de gozo y se convirtió. Abandonando entonces su reino, ese rey se hizo monje con el nombre de Dharmâkara. Lokesvararâja le apareció adornado de tal majestad y envuelto en tal luz, que concibió el pensamiento de llegar a Buddha. Lokesvararâja le enseñó entonces la doctrina de las Tierras Puras. Tras lo cual, Dharmâkara, habiendo reflexionado con madurez, formuló su resolución de alcanzar el Despertar pronunciando cuarenta y ocho votos (según la versión de Sanghavarman). Por la fuerza de estos votos, llamados Votos Originales, Dharmâkara desarrolló todas las virtudes y alcanzó el Supremo Despertar. Se convirtió en el Buddha Amitâbha, también llamado Amitâyus, y su lugar de residencia está situado al Oeste y se llama la «Tierra de la Suprema Felicidad».
A grandes rasgos, la historia de Dharmâkara no presenta nada singular. Se conforma, en efecto, a un esquema tradicional que se encuentra en todas las escuelas de Budismo. Este esquema comprende los siguientes elementos:
un ser ordinario consigue, a través de innumerables existencias, encontrar a un Buddha;
maravillado por la belleza de ese Buddha, concibe el « Pensamiento del Despertar» (Bodhicitta);
formula entonces su voto (Pranidhâna) por el cual se convierte en Bodhisattva (= aspirante al Despertar) y recibe de Buddha la predicción de su Despertar futuro;
a continuación madura durante largo tiempo, entregándose a la meditación y practicando toda clase de virtudes;
un día alcanza el Despertar y se convierte en Buddha perfectamente realizado.
El más ilustre ejemplo que se puede dar de este esquema es el que atañe al propio Sâkyamuni. Se encuentra expresado en la célebre recopilación de Jâtata. Esta recopilación narra las quinientas existencias del futuro Buddha, desde su Voto Original, en el tiempo del Buddha Dîpankara, hasta la vida que precedió a su aparición como príncipe de los Sâkya.
El Voto Original del futuro Sâkyamuni está referido en el primer Jâtaka.
En esa época vivía un asceta con el nombre de Sumedha. Un día, viendo al Buddha Dîpankara e impresionado por su irradiación majestuosa, Sumedha fue inundado de un gran gozo. Pero como el Buddha tenía que atravesar una región cubierta de lodo, Sumedha se tendió en el suelo haciendo de su espalda un puente para el Bienaventurado.
«Mientras estaba tumbado en el lodo, continúa el texto, abrió los ojos y vio el esplendor del Buddha Dîpankara, el Dotado de los Diez Poderes. Entonces, pensó:
Supongamos que yo, como Dîpankara, el Dotado de los Diez Poderes, consigo el Supremo y Perfecto Despertar, embarco en el bajel de la Ley, ayudo a la gran multitud a atravesar el océano del Samsâra y a continuación consigo el Nirvâna completo, en tal caso eso me conviene totalmente.
Cuando estaba tumbado en el suelo, mi pensamiento fue:
He aquí mi deseo: que pueda yo, hoy, destruir mis impurezas.
Pero, ¿por qué habría yo, desconocido, de realizar aquí la Ley?
Obteniendo el Omniconocimiento me convertiré en Buddha para el mundo entero, dioses incluidos.
¿Por qué habría yo, un hombre que conoce el Aguante, de realizar sólo la travesía?
Obteniendo el Omniconocimiento ayudaría al mundo entero, dioses incluidos, a realizar la travesía.
Mediante esta resolución que surge de mí, hombre que conoce el Aguante, alcanzaré el Omniconocimiento y ayudaría a la gran multitud a realizar la travesía.
Cortada la corriente del Samsâra, destruidas las tres pasiones,
Embarcando en el bajel de la Ley, ayudaré al mundo entero, dioses incluidos, a realizar la travesía.»
La resolución del Voto Original pertenece a todas las escuelas del Budismo En todas partes se la considera el punto de partida de una larga evolución que conduce a un ser al estado de Buddha perfectamente realizado. Como se habrá observado al leer el pasaje del primer Jatâka, que se refiere al Voto Original del futuro Sâkyamuni, esa resolución no disocia la liberación individual de la salvación de la multitud Convirtiéndose uno mismo en Buddha es como se llega a ser capaz de conducir a los seres a la liberación.
El Voto Original puede resumirse en este corto enunciado: «Estoy resuelto a lograr el Perfecto Despertar para que todos los seres vivos sean liberados.»
Esta resolución incluye un doble objeto. Primero, el Despertar, la Bodhi, que implica la perfección para aquel que la alcanza. A continuación, la liberación de todos los seres, la salvación universal. En el orden de la intención, es la liberación universal lo más importante. Por eso puede decirse que la cúspide del Budismo está constituida por Karunâ, la Compasión, es decir, la voluntad de liberar a los seres de sus aflicciones, o por Maitrî, el Amor, es decir, la voluntad de volver felices a los seres, o también por Upâya, los Medios de salvación ofrecidos a todos. En el orden de la ejecución, por el contrario, lo que está en primer plano es realizarse a sí mismo. Sólo cuando uno mismo se ha despertado, se puede esclarecer a otro; sólo cuando se ha obtenido la gran serenidad, alcanzan el apaciguamiento los demás.
Los Votos Originales de Dharmâkara se conforman a esta estructura. Su enunciado es incluso particularmente sugestivo y su contenido puede reducirse a esta corta fórmula:
«Si, convertido en Buddha, no renacen en mi Tierra ni en ella alcanzan la Liberación todos aquellos que piensan en mí, no quiero Perfecto Despertar.»
Este enunciado subraya en sumo grado la compasión y el amor que inspiran a Dharmâkara: no sólo quiere convertirse en Buddha para la liberación de todos los seres, sino que aún preferiría no llegar nunca a Buddha si ello no implicase la salvación universal.
Los Votos Originales de Dharmâkara expresan lo que podría llamarse el colmo de la Gran Compasión búdica. Se comprende entonces que el «Sûtra de la Contemplación» defina el Corazón de Amitâbha como únicamente amor y compasión:
«El Corazón del Buddha de la Vida Infinita es el gran amor de compasión que consiste en amar y aceptar de manera ecuánime a todos los seres vivos… Todos los seres vivos que piensan en este Buddha son abrazados y no son ya abandonados.»
El contenido de los Votos Originales
El enunciado de los cuarenta y ocho Votos Originales de Dharmâkara no se conforma del todo a una serie lógica. Los temas se mezclan y entrecruzan y no siempre es posible disociarlos. Por lo demás, es probable que la lista de estos votos no se haya ido formando sino poco a poco. Un examen del texto desde el punto de vista literario y un estudio comparativo de las diversas versiones chinas y del texto sánscrito que subsiste, permitirían distinguir varios estratos redaccionales.
Sea lo que fuere, en el enunciado de los Votos Originales son discernibles cuatro temas.
Algunos Votos se refieren a las cualidades del Buddha Amitâbha (12 y 13) y a la irradiación de su luz (33) y de su nombre (17, 34-37; 41-45, 47 y 48).
Otros describen a los habitantes de la Tierra de la Felicidad (1-11; 14-16; 21-30; 38-40 y 46).
Algunos definen la calidad de la Tierra de la Suprema Felicidad (31 y 32).
Un último grupo de votos expone el medio de renacer en la Tierra de Pureza (17-20).
Conforme a los Votos Originales, el Buddha de la Tierra de la Suprema Felicidad es esencialmente descrito como poseedor de tres cualidades: luz, vida y potencia de Nombre.
Las dos primeras se refieren a sus dos nombres principales: Amitâbha, «Luz Infinita», y Amitâyus, «Vida Infinita». Según los votos, en efecto, la luz de este Buddha es sin límites (12) y tiene el poder de aliviar a los seres (33); su vida no tiene medidas (13) y su Nombre, proclamado por todos los Buddha (17), realiza innumerables prodigios (34 y siguientes).
En efecto, por el Nombre de Amitâbha los seres obtienen la certeza de renacer en la Tierra Pura (34) y las mujeres, el poder de rechazar los obstáculos inherentes a su condición (35). Por este mismo Nombre, los seres alcanzan el estado de Buddha (36), se convierten en objeto de una veneración universal (37), asumen un cuerpo sin defectos (41), renacen en una familia noble (43), empiezan a exultar de alegría (44), obtienen estados de concentración o Samâdhi muy elevados (42 y 45) y diversas perfecciones (47-48). El Nombre del Buddha es tan poderoso que se le llama «Fuente de todas las Virtudes» (20) y todo el método que conduce al renacimiento en la tierra de Pureza (17-20) se apoya en sus maravillosos poderes.
Extraido de:
La Doctrina Budida de la Tierra Pura
Jean Eracle
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